El efecto látigo o «bullwhip effect» en ingles es un fenómeno conocido y padecido diariamente por todos los que nos dedicamos a la logística ya que se refiere a las grandes diferencias y desajustes que se pueden producir entre la demanda real y la demanda «estimada» por parte de cada uno de los intermediarios o eslabones que participan en la cadena de suministro.

El «efecto látigo» produce y afecta a los niveles de stock, a los almacenes intermediarios e incluso al cliente en sus instalaciones (almacenes) o las de sus clientes finales.

El nombre de «látigo» se debe a su similitud con un látigo por su recorrido y porque un pequeño movimiento de brazo puede generar un gran movimiento en su extremo. Así, una fluctuación pequeña en la demanda por parte de los consumidores puede provocar unas fluctuaciones en la cadena de suministro mucho mayores.

Qué es el efecto látigo en logística

Para explicar que es el «efecto látigo» utilizaremos el famoso cuento de la lechera, aquella que tan alegre bajaba al pueblo para vender su leche y se hacia sus cábalas de que hacer con el dinero por el que vendería su leche hasta que el jarro se le caía al suelo y el sueño desaparecía, el «efecto látigo» en la logística es lo mismo.

Este «tsunami» comienza con un aumento de demanda de un producto por parte de los clientes, una demanda real. Ante esta demanda real, el punto final de venta «estima» que posiblemente pueda tener una entrada mayor de clientes que quieran ese producto, por lo que lanza una demanda de producto a su proveedor mayor del que realmente será, se quiere asegurar de tener stock de seguridad.

Esta acción tiene su efecto domino ya que el proveedor a su vez hará lo mismo con sus distintos proveedores por lo que TODOS los actores de la cadena de suministro aumentarán el producto añadiendo unidades extra para su propio stock de seguridad.

Esta escalada llegará hasta el fabricante o fabricantes iniciales del producto que perciben un aumento de la demanda del producto que esta «inflada» artificialmente y que le llevará a aumentar la producción como respuesta para no dejar a ninguno de sus clientes sin atender en su demanda que volvemos a reiterar esta inflada al alza.

Los almacenes logísticos y el efecto látigo

Ante el «efecto látigo» desde la logística podemos trabajar en 2 lineas:

  1. Información transparente
  2. Predicción mediante el estudio de los datos

Una de las técnicas para aliviar las consecuencias del «efecto látigo» por muy simple que parezca es mantener una información más transparente entre los diferentes actores de la cadena de suministro. Compartir información «real» es básico para desactivar la información que se puede generar ante el alza de la venta de un producto. Información real como mantener un stock diario y controlado permitirá a nuestro cliente poder evaluar los datos con un punto de vista mas real.

Por otro lado la predicción mediante el estudio de los datos logísticos nos puede permitir optimizar nuestros espacios en los almacenes logísticos de forma que podamos suponer un soporte mayor para el cliente y reducir costes de transporte por ejemplo por medio de un almacenaje mas eficiente. En lugar de producir mas y enviar a todos los sitios y puntos de venta la optimización logística permitirá al fabricante producir menos y servir a cada punto de venta el producto en función de la demanda real sin crear stocks aumentados artificialmente.

El ecommerce y el efecto látigo

El efecto látigo se mitiga también mediante nuevos modelos de negocios como la venta online, donde el vendedor suele ser el fabricante en muchos casos y hace una venta directa (sin intermediarios). En el caso del ecommerce la clave es tener un buen control de stock tal y como hablamos ya en informacionlogistica.com anteriormente. Manteniendo un buen control de stock a la finalización del mismo solo con desactivar el producto en el comercio electrónico es suficiente, por lo que el «efecto látigo» desaparece ya que se sincroniza directamente la demanda real de compra con la producción (stock).

De igual forma que el ecommerce no sufre el «efecto látigo» sufre otros males logísticos derivados de las complicadas predicciones de la demanda y el cálculo necesario para el aprovisionamiento en los almacenes. Al tener un mayor y mas geográficamente disperso cliente final hace que el espacio logístico requerido sea mayor propiciado por la necesidad de disponer de un mayor stock de seguridad para poder afrontar las ventas que se pueden hacer en cualquier momento 24/7/365.

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